Recuerdo cuando comenzamos a veranear en Zahara que veníamos siempre la segunda quincena de Julio, llegábamos el mismo día 15 con el coche cargadísimo de muchos planes, ilusiones, ganas de ver gente y un horizonte iluminado por delante.
Siempre me ha gustado vivir con intensidad los días previos a las vacaciones, llenos de buenas expectativas. Llegar a Zahara suponía cumplir con un proyecto alentado durante todo el año.
Los primeros encuentros, las maletas debajo de la cama y la ropa en el armario, le dábamos nuestro toque personal a la casita azul con cortinas de peces en la calle Prim y cuando ya estábamos instalados llegaba el día del Carmen.
Fiesta mayor en Zahara, por la tarde la imagen de la Virgen recorría el pueblo en procesión hasta llegar a la playa y allí la montaban en un bote y daba un paseo por el mar y veíamos el atardecer y vivíamos uno de esos momentos de felicidad que te regala la vida. Dias de asueto por delante en el lugar más maravilloso del mundo. Terminábamos la fiesta bailando descalzos en la plaza del Tamaron. Nos liberábamos en esa noche todas las tensiones e inhibiciones acumuladas en la ciudad durante un año.
El pasado día 16 salí con el objetivo de 85mm queriendo llevar algunos detalles de la fiesta, fue una gran sorpresa ver que, después de muchos años, la Virgen volvía a pasear por el mar, me fui hasta la orilla me moje el vestido buscando la distancia, me lleve algunas imágenes que os enseño aquí y recordé con alegría aquellos primeros años de Zahara, la suerte que tuvimos de dar con ella, y cómo a pesar de todo lo que se diga y a pesar de los cambios, Zahara sigue siendo Zahara con un alma libre e iluminada que nada ni nadie la puede cambiar, como nada puede cambiar que sople levante o poniente cuando le de la gana. Gracias vientos de Zahara por vuestro silencio y quietud el día de la Virgen.
Reblogueó esto en en Zahara.