Viajar

Y me fui a Senegal


En este proceso en el que me encuentro de vivir con sencillez y con intensidad dialogo mucho conmigo y procuro abrir mis ventanas de par en par para ventilarme bien y para estar atenta a lo que pueda llegarme. No me gusta el olor a cerrado ni la luz artificial. Y así un día de marzo me llegó rumboviajeras con una propuesta de viaje a Senegal.

Lo vi, lo estudié, lo sopesé y decidí que se me había acabado el tiempo de “lo dejo para más adelante” no tengo ya ”más adelante”, estoy en él. Podía decidir entre ir o olvidarme del sueño de conocer Africa. Y decidí ir con el apoyo de Roman y mis hijos y una coraza firme ante los miedos que algunas otras personas trataban de meterme.

Vivir con la ilusión, con la atencion en los preparativos y con la emoción de esperar el momento dio un sentido especial a las fechas previas y un 11 de abril de madrugada salía de Zahara dispuesta a sentirme muy viva.

El ritmo, la atmósfera, el color, me cautivaron muy pronto. Vivencias intensas, sensación de apertura de sentir la vida con amplitud de miras. Espiritu de agradecimiento continuo por lo que estaba viviendo y por lo que yo soy. Me traje grabadas en el alma muchas imágenes que forman ya parte de mi

manera de ser yo, una colección de fotos que me gusta repasar y que guardo aquí para que la puedas ver, algunos buenos amigos y el orgullo de no haber dejado pasar la oportunidad.

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