Recuerdo cuando hace ya años,nuestro buen amigo el Guti nos llevó a visitar el museo de las cúpulas y nos presentó a Manuel.
El museo nos impresionó por distinto,eran y son sorprendentes las imágenes y los tamaños, la obsesión deshinibida por el sexo. Recuerdo a Manuel con el cigarro en la boca y cara de mucha satisfacción.Disfrutaba el hombre viendonos admirar su obra. Fuimos juntos ,ese mismo día ,de su casa a la venta Cobreros y allí nos contó sus aventuras por Alemania y por el País Vasco, teníamos que poner mucha atención para entender su castellano gaditano cerrado. La historia era divertida,Román le seguía con muchísimo interés .Ese día nos fuimos con muy buen sabor de boca y desde entonces cada año cuando venimos a Cadiz visitabamos a Manuel, siempre nos recibió con alegría, nos obsequiba,nos enseñaba cosas, nos contaba historias.Román sentía envidia de todo lo que sabía de la madera y admiración por lo bien que la trabajaba. Yo me dejaba conquistar por sus dotes narrativas. Conocimos a sus hijos, a su mujer María,tan menuda y tan fuerte,alegre,femenina, vital, encantadora.
Siempre que hemos llegado a Las Laguneta nos hemos sentido bien recibidos y muy bien tratados. Hoy como otras veces nos acercábamos a su casa para pasar un rato con él. Al llegar nos hemos enterado :Manuel murió el pasado día 13.
De pronto me ha venido su imagen, su cordialidad, su orgullo enseñando sus obras. Hemos sentido su ausencia, la presencia real de la muerte implacable. He sentido la edad, las ausencias y el vacio.
Después de hacer un rato compañia a María y de recordar con ella a Manuel hemos vuelto prometiendo volver.
Gracias Manuel por tu amistad por tu hospitalidad, por tu tiempo, tus historias, tus esculturas, gracias por tan buenos ratos.