El miércoles pasado con la disculpa de que había levante cogí el coche y me fui a Cádiz. Me gusta ir a Cadiz y patearme la ciudad con la cámara en mano. Agudizar la capacidad de observar y vivir los instantes que me regala este lugar.
Las calles estrechas y la linea ¿de fuga? que te guía hacia un fondo siempre luminoso.
Las gentes, sobre todo las gentes, siempre tan vivas y tan personales .
La luz , me gusta pasear entre calles buscando las sombras de un día muy luminoso y detenerme en los caprichos de las luces y las sombras. La luminosidad de Cadiz es única.
Después de caminar fascinada por ese laberinto tan cálido, tan vivo, tan humano, termino saliendo al campo del Sur y la luz me deslumbra y la panorámica de la ciudad me cautiva de nuevo y como siempre me llevo una gaviota.
Qué bien me lo paso cada vez que voy a Cádiz