Ya he contado muchas veces que no me gusta la Navidad, que supone para mi como un mal trago por el que hay que pasar y según se va acercando me asusta, me inquieta y me incomoda.
Sin embargo, me siento obligada a cumplir con la tradición y coloco en mi casa un árbol y un Nacimiento. Siento de alguna manera que no rompiendo el hilo de la tradición recupero un poco parte de ese pasado que tanto añoro en estas fechas.
El miércoles viene mi nieto a pasar el día a casa y ya he quedado con él en que pondremos el árbol y el Nacimiento, así que hoy me he propuesto dejarlo todo preparado. Ha amanecido un día precioso y he salido temprano a buscar en la naturaleza los colores de la Navidad
Quiero que sea todo natural y auténtico que ya tiene la fiesta mucha dosis de falsedad. He cogido también la cámara. Con la cámara encima se mira de otra manera y hoy quería esa mirada para preparar mi casa para la Navidad.
El musgo fresco es siempre muy importante, iba preparada para coger un poco.
La hoja y los rayos de luz que se colaban me han enganchado un buen rato tratando de llevármelo con todo detalle.
Ahora descubro que si no enfoco las primeras hojas hacen como un velo verde, dejo la hoja y enfoco el suelo y la hoja se hace verde transparente. Me gusta.
Las ramas de pino no pueden faltar en Navidad.
Solo me queda, el miércoles con Bauke, vestir la casa de Navidad.
Gracias por tu post, yo tampoco soy fan de la Navidad, pero anima decorar un poco la casa, sobre todo acompañada de peques! DIY