Cuando estoy en Zahara tengo por costumbre ir un día a la semana o cada diez días a Cadiz. Me he ido haciendo con la ciudad y sus rincones. Uno de mis paseos favoritos es el de subir por la calle San Francisco hacia la plaza Mina.
Al llegar al cruce con Sagasta encuentro unos de mis rincones preferidos. El callejón del Tinte a un lado los bonitos balcones del edificio modernista y del otro el Drago centenario en el patio de Bellas Artes. Es un árbol impactante, alto y retorcido. Hoy me he enterado de que ya no puedo hablar de es sino de era.
El anciano árbol mágico se ha desplomado. Era el más antiguo de la ciudad. Y cuando pasaba a su lado una y otra vez me quedaba fascinada. Recuerdo que en uno de mis últimos paseos, en el mes de febrero, era un día muy luminoso y cuando pase por delante del drago después de unos meses sin verlo, me impacto su inmensa
copa y los laberínticos ramajes y les hice unas fotos.
Las dejo aquí para la memoria. Ya no volveré a encontrarme con el árbol, las intensas lluvias de este invierno han acabado con la vida de este coloso gaditano. ¡Qué pena!
Hola Pilar,aqui estoy entretenida con tus relatos que como siempre te digo,me gustan mucho.El drago es un arbol muy bonito.En Tenerife norte hay un pueblito ( Garachico ) que tiene un drago precioso lo tienen super cuidado pues es muy importante,es una especie de simbolo de Tenerife.Ya sabes,todos los turistas van a verlo.Un abrazo