Cuando yo era niña merendaba pan y chocolate, un pan corriente y molinete, el único que había en la panadería, donde se pedía simple y llanamente: una barra de pan. Lo de una es un decir; en realidad se compraban tres, cuatro y hasta cinco barras de pan, según como de numerosa fuese la familia.
En mi casa se compraban tres o cuatro, que se guardaban en la cocina, en una bolsa de tela blanca y larga como las barras, la recuerdo perfectamente. Al volver del colegio salía una barra de la bolsa y se convertía en cuatro o cinco trozos con una onza de chocolate chobil dentro. Se metía el chocolate sin partir el pan, por el medio. Yo, si podía elegir, me quedaba con el trozo más pequeño y lo primero que hacía era sacar el chocolate del pan. Luego iba comiendo a mordiscos alternos, con alguna trampa a favor del chocolate. Siembre me sobraba un buen trozo de pan que no sabía que hacer con él. Como en mi familia siempre ha habido perros, enseguida aparecían para darme ideas.
No me gustaba el pan de la merienda. Me encantaba el pan tostado del desayuno y también me gustaba el pan para untar,para untar en el tomate o en la maravillosa salsa de las albondigas. El pan de la merienda me resultada seco y aburrido.
A mi lo que me gustaba de verdad era merendar bollos, hay en mi memoria muchos tipos de bollos.Las medias noches o los bollos de leche que ponían en fuentes de alpaca en las meriendas de niños. Con jamón de York o con queso,,con foie gras o con chorizo de Pamplona. Me gustaban muchísimo, en mi fantasía estaba poder comerme la fuente entera y en la realidad miraba de reojo a ver si tocaba segunda ronda.
Todo esto me viene ahora a la memoria porque tengo un nieto que me pide para merendar bollo con jamón y me encanta darle el capricho, me satisface muchísimo ver que para él la merienda de bollo en casa de la amama es como eran para mi los cumpleaños de otros niños o la merendola del día de Santa Ana en la clínica de mi tío Resti.
A mi nieto le gustan sobre todo los bollos de leche, las medias noches como a mi. Ha probado también los bollos suizos pero no es lo mismo, el azúcar pegajosa que tienen en la mitad, no nos convence tanto.
También conoce los bollos de mantequilla y claro que le encantan, pero al bollo de mantequilla no le podemos poner jamón de York , ni queso ni chorizo de Pamplona y eso realmente nos da mucha pena. Yo le digo que cuando pruebe los bollos de mantequilla de Martina Zuricalday a lo mejor deja de echar de menos el jamón de York porque son exquisitos.
De Martina Zuricalday pasamos a hablar de las pastelerías en Bilbao. Para terminar con los bollos quiero que pruebe las Cristinas que también me recuerdan a mi infancia, las Cristinas eran más propias de las meriendas finas de los mayores. A mi a veces me invitaban a un trocito y me parecía delicioso con ese toque fino y sutil de la yema y el azucar glass, nada que ver con terrón pringoso del Suizo.
Hemos pensado ir un día a Bilbao a merendar el bollo que más le guste y de paso traernos una docenita de los pasteles más ricos del mundo que solo se hacen el Bilbao. Media docenita de pasteles de arroz y otra media de Carolinas, no para nosotros solos, claro, los traeremos para el postre de la comida familiar del domingo. Y esa tarde de domingo será especial, porque los pasteles de arroz y las Carolinas endulzan cualquier tarde aunque sea de domingo.
Imagenes tomadas del blog te quedas a cenar