“Durante mi último viaje a Chefchaouen me proponía algo más que capturar el color, el detalles o la belleza de las calles de esta preciosa ciudad. Quería sobre todo captar instantes vividos y sentidos. Acompañada de Ismael y de mi cámara me propuse entrar en las montañas del Rif.
Llegamos en coche hasta Akchour, durante los 40 kilómetros de recorrido, llevaba la mirada atenta y me iba quedando con instantes mágicos que nos ofrecían la montaña, las nubes, los pequeños poblados diseminados en el inmenso verde y sobre todo me iba impregnando de una intensa sensación de paz.
Llegamos a la presa de Akchour junto al pequeño pueblo de Talembote y comenzamos a caminar. Aunque era temprano, el calor apretaba y el sendero era muy terroso. Costó un rato sincronizar la zancada veinteañera de Ismael con los 65 tacos de las mías y tuvimos que ajustar el significado compartido de fácil y difícil, despacio y deprisa,lejos y cerca. Tengo que agradecer muchísimo la buena disposición de Israel para conseguirlo.
La belleza era asombrosa y podía con cualquier dificultad. Bosques, cedros, eucaliptus, desfiladeros y acantilados. Ríos de montaña de agua cristalina y piscinas naturales nos fueron llevando hasta el El «Puente de Dios», una impresionante formación rocosa en forma de arco natural conectando por arriba ambas paredes de la garganta, y sirviendo así de puente sobre el río Farda, situado a una altura de 35 metros.
Ya estábamos en el puente de Dios y la cámara ya tenia guardados muchos de los momentos vividos. Me sentí tan satisfecha.
Volviendo paramos en un pequeño chiringuito de los que hay en el camino. Qué bien estábamos allá sentados con los pies en alto, respirando la tranquilidad del lugar y contemplando como preparaban un tallín de verdura. Momentos inolvidables que también quise vivir con intensidad.
En el coche de vuelta la cámara ya estaba hecha a captar los instantes y disparaba con soltura.
La recompensa volver a sentirme en el mismo lugar y momento cada vez que miro esas imágenes de ese rincón que tuve la suerte de descubrir, conocer y visitar pero sobre todo la suerte de sentirlo.
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