cámara en mano, taller de escritura creativa

Autoretrato


El taller de escritura al que pertenezco ha planteado un curso sobre escritura fotográfica. Páginas pantalla, cámaras bolígrafo, hacen de la imagen un recurso más del lenguaje a la misma altura que la palabra. Nos proponemos conocer los códigos de la imagen fotográfica, saber interpretar el lenguaje fotográfico y comunicar con él. No ha hecho más que empezar y ya estoy entusiasmada con ello. Me apasiona indagar sobre la capacidad que tiene la fotografía para comunicar historias, emociones, sensaciones y para documentar realidades.

Ha empezado con un tema interesante. El autoretrato. Nos propone  hacernos una serie de autoretratos, autorretratos no  selfies. Porque no es lo mismo reflejar  quien eres que reflejar  lo que haces en ese momento. El autoretrato se refiere a mi identidad y el selfi a un estado pasajero.  La autorepresentación es el resultado de una selección consciente para que sea reconocible por el receptor. Es una forma de descubrir el interior de uno mismo, de buscar la identidad.

Bonito ejercicio pienso, buscar hacerme imágenes que me representes, que hablen de lo que soy. Bonito pero difícil. Paso dos tardes aprendiendo a leer la historia de imágenes, autoretratos representativos, me impresiona especialmente Florence Henri y voy buscando la forma de contar, de contarme a través de algunas fotos.

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Descubro que es muy diferente que alguien te retrate a hacerlo tú misma. Solo yo mirándome a mi y prescindiendo de exponerme a la mirada de otro. Yo mirándome a mi. Yo buscando la complicidad conmigo, porque todo retrato exige una complicidad si no sería un robado. Yo buscando reflejar como soy no cómo me encuentro.

Me proponían después fotografiar una parte de mi cuerpo y enseguida he pensado en las manos, tengo fijación en las manos de los demás, recuerdo con precisión las manos de los seres queridos ausentes. Me esmero es encontrar mis manos actuando y las convierto en una excusa para la búsqueda estética. Juego con las formas, con las luces y con las sombras.

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Me llega el momento del  “autorretrato ausente”, se trata de que no aparezca yo  físicamente pero de que me sienta reflejada. Pienso de nuevo en mis objetos, mis rincones, los lugares con los que me identifico.

auto_retratoCon esta imagen de un espacio sin barreras, natural y bello, imagen de la compañía, del camino, de la armonía, de los sueños… me siento identificada.

Ahora tengo  que  usarme a mi misma como modelo para representar a alguien que no sea yo. Tengo que tratar de ser otra. Creo un personaje  que está dentro de mi, no existe pero me ayuda a comprender quien soy.

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Esta mujer pintada, mirándose al espejo, sin gafas, luciendo inmensa frente y orejas soplillo no es yo . Yo no me pinto, cubro siempre mi frente inmensa y procuro tapar las orejas de soplillo, entonces ¿quién es esta? Alguien que me mira con orgullo y complicidad. «Esto es lo que hay» le escucho. Sin tapujos ni retoques, y le voy queriendo y nos vamos encontrando.

Autoretrato, tú sola contigo, mirándote con complicidad, bonito ejercicio, cuatro imágenes seleccionadas, otras muchas descartadas  Bonito ejercicio aunque difícil porque quién no teme el encuentro consigo mismo en soledad.

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