En esta mañana lluviosa, cuando el Sur se funde con el Norte, y todo nos invita a la paz y a la soledad he descubierto a Lynsey Addario. Primero en el semanal he leído un interesante reportaje descubriendo a una joven periodista de guerra, que a sus 43 años ha documentado los conflictos bélicos de Afganistan, Irak, Sudán o Libia y que acaba de publicar un libro autobiográfico En el instante preciso. Vida de una fotógrafa en el amor y en la guerra. Historia por la que se ha interesado Steven Spielberg que dirigirá una película sobre su vida.
Según iba leyendo me iba sintiendo más cautivada por esta mujer tan grande a pesar de que mide, como yo ,1 metro 56 centímetros. Me admira muchísimo esta gente tan capaz de mirar de frente los mayores horrores y los ataques más monstruosos. Siento admiración y agradecimiento porque es importante, aunque sea desde la butaca de tu casa en una mañana lluviosa, acercarte a realidades tan diferentes a la tuya.
Después de leer el reportaje me he ido a ver sus imágenes, perfectamente ordenadas en su página. Cada una de ellas cuenta una historia y en cada una de ellas he encontrado gentes, que a pesar de los horrores de las miseria transmiten muchísima dignidad. Y no me interesa ni la cámara o el objetivo que utiliza, no me importan los datos de la toma pero si me pregunto una y otra vez ¿cómo ha conseguido captar con tanta fuerza la dignidad de estas gentes?
En Amazon he encontrado el libro en español y me lo he descargado. Ya no es una mañana lluviosa, por primera vez desde hace unas horas levanto la vista, acaba de anochecer y sigue lloviendo. Dejo por hoy la lectura y guardo a Lynsey Addario es este lugar de mi memoria para que me enseñe a mirar más allá de mi misma y a mirar el mundo de frente.